Releo algunas notas, juego con las palabras muertas, con mi corazón muerto, con mi padre muerto...
Retomo frases, rehago párrafos: “hace un año me sorprendió la muerte de mi padre.”Aún no logro entender los sentimientos, aún no logro recuperar el aliento, aún me invade el desconcierto, la rabia, el desconsuelo...
“De él heredé el amor por los libros, el gusto por discutir y la pasión por vivir; de él aprendí la fortaleza, la terquedad, el afán (a veces absurdo) de la soledad, la torpeza para expresar los sentimientos y la miopía...”
Hoy camino con la muerte al lado, el mundo ya no es el mismo, la vida duele, duele cada día, cada paso, es un dolor absurdo y permanente que se ha impregnado en mí.
“Se fue como le dio su gana, entregó su corazón en una fría sala de urgencias”, aún lo recuerdo a través del cristal, aún recuerdo que lo dejé solo en una iglesia, aún no logro pegar los trozos de todo lo que se rompió dentro de mí.
Justo por esos días llegó una canción, cada vez que la escucho se me hace un nudo en la garganta, cuando la pienso no puedo contener las lágrimas, cada vez que llega a mi mente, no puedo evitar el dolor de la orfandad:
Corazón gigante
Antes de cada noche,
después de andar sobre la ciudad,
le besaba la frente a la esperanza de despertar
y se inventaba un ángel
que le venía a contar
cómo estaba la cosa en aquel lugar.A pesar que el futuro se le acortaba cada vez más
el hombre no dejaba que lo aplastará la realidad.
Su corazón gigante
no se quería parar
pero la ingrata muerte no quiso más.
Y se fue con el sol de abril
sin miedo y sin discutir
y dejó tanto por aquí:
su vida y también a mí.
Antes de cada noche,
después de andar sobre la ciudad,
siento un beso en la frente
que me arrebata la soledad
y en mis sueños un ángel
me viene a platicar
que el “corazón gigante” logró llegar.
Reyli / Raúl Ornelas
El 26 de agosto es mi día aciago, mi día funesto, es el día de la nada, del vacío, de la desolación; el 26 de agosto es el día en que muero un poco...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario