octubre 03, 2005

De suicidios y otras vidas

Dicen que la nostalgia es la tristeza que se aligera…
-Enrique Vila Matas-

Me pregunto si soy una persona triste, vivo inundada de nostalgia… no puedo evitarlo, no necesito una razón, simplemente existe en mí.

Estoy leyendo a Vila Matas, y aunque lo que he leído de él me encanta, este librito en particular no ha dejado de maravillarme. En Suicidios ejemplares se dedica a recorrer la senda de aquellos que han decidido vivir su suicidio: sus relatos son en realidad la descripción de cómo ciertas personas tocan fondo, conciben terminar con su vida, sólo para llegar a un estado que los mantiene esperando la muerte y no corriendo a su encuentro.

Extraña forma de suicidarse: agotar las muertes posibles, para concluir que el mejor suicido es la vida, cuando se está consciente de que se puede elegir el momento y la forma de morir.

El personaje del primer relato concluye:
Me sentaré a esperar, habrá una silla para mí en esta ciudad, y en ella se me podrá ver todos los atardeceres, callado, practicando la saudade, la mirada fija en la línea del horizonte, esperando a la muerte que ya se dibuja en mis ojos y a la que aguardaré serio y callado todo el tiempo que haga falta […] sabiendo que a la muerte le sienta bien la tristeza leve de una severa espera.

Alguna vez me dijeron que yo era “un alma vieja”, nunca he comprendido del todo esta frase; pero creo que tal vez mi forma de vida a veces se semeja tanto a este pasaje, a esta espera; sin que por ello tenga que ser lúgubre o infeliz… sólo es así.

Hoy me invade la nostalgia y me agrada la sensación, porque es algo que llega como el invierno o como la lluvia, sabes que pasará sin mayores efectos en tu vida.

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