julio 12, 2005

Sin más...

Esta canción siempre me ha causado sensaciones contradictorias, escucharla me lleva a sumirme en la nostalgia que me provoca la lluvia, en ese vientecillo helado que se cuela entre los huecos del espíritu y, al mismo tiempo, en el deseo que produce alguien que nunca imaginamos; la maravilla de despertar y simplemente mirarlo dormir sabiendo, que a fin de cuentas, es sólo un instante...

Llueve otra vez

Llueve otra vez detrás de mis frontales
entre oreja y oreja nubes bajas,
oscuras como caras,
se disfrazan de fieros animales.

Una mujer he visto cuatro veces,
con los ojos comunes de nosotros;
cuatro mil con los otros,
con los de padecer horas y meses.

Llueve otra vez
donde no hay más conmigo
que fieros animales,
que tiernos enemigos.

Llueve otra vez
detrás de mis frontales,
¡oh! campo sin abrigo,
¡oh! calles sin portales.

Llueve tan bien, que el fin de la semana,
en vez de ser domingo en mi cabeza,
es sólo la tristeza
helándome el cerebro y la mañana.

Una mujer que nunca me provoca
me ha condenado a lluvias sin motivo
y desde entonces vivo
ahogado en el deseo de su boca.

-Silvio Rodríguez-

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