junio 28, 2005

Interpretaciones

Es curioso notar cómo reaccionamos de distinta manera a los estímulos externos, las interpretaciones que hacemos tienen que ver con lo que somos. Lo menciono porque hoy descubrí que, una de dos, o soy poco atenta para observar y leer, o no me importa demasiado el sentido de las cosas sino lo que significan para mí. Me explico:

Cuando respondí la primera pregunta del cuestionario que publiqué en un post anterior: I. Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser? Nunca pensé en qué libro querría destruir; ¿por qué destruir un libro? Pensé en qué libro estaría dispuesta a ser para ser quemada, y elegí uno de mis favoritos. Creo que algunos de los que han respondido las preguntas, hicieron lo mismo.

Hoy al entrar al blog de Alberto Chimal, me encontré con una fotografía bajo el título Reseña literaria y en principio me encantó, tengo cierta pasión por el fuego, sea de la llama de una vela o de una hoguera, me produce una fascinación indescriptible; fue hasta después que descubrí que se trataba de un libro de Coelho ardiendo, ésta fue la reseña que alguien hizo del libro.

En los comentarios, tanto René como Alberto coincidieron en que, sin importar cuán malo sea el libro, algunos no somos capaces de convertirnos en inquisidores.

Para mí es muy sencillo, cualquier libro tiene derecho a existir y a ser leído o no; sé que muchos de mis más cercanos amigos no coinciden conmigo... pero para mí el libro es más que su contenido y más que un objeto; por eso editar es mi vida, y puedo contemplar los libros por horas sin leerlos, porque el papel y la tipografía tienen esencia, porque es todo un arte realizar uno. Definitivamente, más allá de que esté o no de acuerdo con lo que está escrito en él, para mí, un libro tiene vida propia...

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